Un relato real

Hoy te contamos sobre la experiencia de Andrea Paz Aranda: Una paciente de 24 años que decidió cambiar su vida y su visión para siempre, gracias a la Cirugía Lasik.

La vida se vuelve borrosa

Andrea, nació en un pueblo de naturaleza virgen, ubicado en la región de Aysén, por lo que estaba acostumbrada a ver la belleza natural de la vida.

En verano no poder disfrutar de nadar en ríos y darse cuenta que todo lo que le rodea está borroso, y no poder ver las piedras, peces y árboles… o el simple hecho de bañarse y no verse los pies, era un tema realmente frustrante, ya que sentía que no volvería a ver bien y que dependería de los lentes por toda su vida.

Los lentes, ¿Una solución o un “pero”?

Sin duda alguna, los lentes han mejorado la calidad de vida de muchas personas, volviéndose en un accesorio imprescindible para todo el que dependa de los lentes, pero…¿hasta qué punto son una ayuda?.

Nuestra paciente, nos contaba que con los lentes podía ver sin dificultad, pero a la hora de jugar o practicar deportes con su familia, los lentes eran una limitación, ya que se podían caer y quebrarse.

Otro “pero” de los lentes, era la incomodidad de dar clases, durante 3 jornadas seguidas (mañana, tarde y noche), ocupando lentes y mascarilla… Los que usan lentes, saben qué pasa: Se empañan y se ensucian, por lo que hay que limpiarlos constantemente, e incluso, alejar la mascarilla de la nariz para poder hablar tranquilamente.

Además, Andrea nos contaba que en el Sur llueve mucho, por lo que salir a andar en bicicleta con lluvia y lentes, era una mala combinación.

“Me quiero operar”

El 2018, Andrea iba en su segundo año de universidad cuando empezó a conversar con una compañera y se enteró de la Cirugía Lasik.

Su compañera, era dependiente de los lentes, hasta que se sometió a la Cirugía Lasik. En esta conversación, nuestra paciente “abrió los ojos” y pudo ver una luz al final del túnel: ¡Se dió cuenta que había una solución para su problema visual.

Momento de la evaluación

Hay oportunidades que no se deben dejar pasar, y la mamá de nuestra paciente lo sabía muy bien, ya que ella fue la que le dijo: “No lo pienses dos veces, junta el dinero, compra el pasaje y anda a Vidavisión”… y así fue, Andrea viajó más 1900 km hasta Santiago.

Al llegar el día de la evaluación, Andrea se atendió con un tecnólogo médico que le realizó 4 exámenes visuales diferentes, que si bien no era doloroso, sí fue un poco molesto. Esas pequeñas molestias de los exámenes, dieron un buen resultado, ya que en ese momento se enteró que SI era candidata para la Cirugía Lasik.

Nuestra paciente, nos cuenta que se atendió con el Dr. Silva, donde destaca su amabilidad y preocupación en todo momento.

El día de la Cirugía

El gran día llegó, y Andrea nos cuenta que se sentía muy tranquila y acompañada por su abuelita, y todas esas personas que no están presentes físicamente pero sí en lo espiritual.

Minutos antes de la cirugía, una tecnóloga médica la preparó pasándole los insumos necesarios y esterilizados, tales como: la malla de pelo, bata, zapatos especiales, etc. Después de esto, la tecnóloga le anestesió los ojos con unas gotitas especiales e ideales para este tipo de cirugía oftalmológica.

Entrando al pabellón…

Al entrar al pabellón, Andrea se sentó en la camilla y le acomodaron su cabeza simétricamente para estar una posición adecuada hacía la máquina y el dr.
Le pusieron una malla en todo el rostro y le pusieron el expansor en los ojos, lo cual la hizo sentir muy nerviosa, pero el acompañamiento de la enfermera y la preocupación del Dr, la hicieron sentir automáticamente más tranquila, ya que por una parte, la tecnóloga le empezó a hacer cariño en la mano, mientras que el Dr. le relataba lo que estaba haciendo y la tranquilizaba con sus palabras.

15 minutos por ojo

Andrea, tuvo muchos pensamientos y sensaciones durante la cirugía Lasik, pero el tiempo pasó volando: “El procedimiento por cada ojo fueron 15 minutos exactos, pasó muy rápido”, nos relata nuestra paciente. La sentaron, la llevaron del pabellón y le recetaron las gotas que debería ocupar por unos días. Nuestra paciente, salió con una sensación “rasposa” en los ojos, una molestia extraña pero sin dolor. Además, salió viendo borroso, que lo asimila como “estar viendo bajo el agua”, una característica normal post cirugía.

Se fue a su casa y le avisó a su mamá por teléfono que todo había sido un éxito.

Almorzó sin poder ver nada, pero con la ayuda de su pololo pudo realizar las actividades normales: La ayudó a comer, a echarse los medicamentos… ¡Fue un gran compañero!

“Me volví a encontrar”

Un día después de la cirugía Lasik, ya estaba viendo mejor… ¡y sin lentes!. Andrea quedó anonadada al poder ver el mundo sin necesidad de ocupar sus anteojos. Lo que más le impresionó fue poder verse al espejo y presentarse nuevamente con ella: Poder verse sin lentes, ver los detalles de su rostro, sus lunares, cicatrices, pestañas, e incluso ver sus ojos sin un vidrio delante de ellos, fue algo muy emocionante.

Sueños que ahora solo falta poner fecha

Todas las personas que no ocupan lentes, no saben la cantidad de veces que una persona que SI ocupa lentes, debía decir que “no” a algún plan solamente por que los anteojos eran ese gran PERO.

Andrea, nos dice que ahora podrá realizar muchas actividades que tenía en mente pero que antes no podía realizar por el uso de los lentes. Su sueño es poder hacer deportes extremos, como andar en canopy, tirarse en benji, bucear bajo el mar y ver nítidamente sin limitaciones, e incluso, poder disfrutar de las entretenciones de fantasilandia, sin depender o preocuparse por los lentes.

El mensaje de Andrea para las personas que tienen dudas sobre la operación:

Lo mejor es priorizar la salud y a uno mismo. Si tienes complejos por no poder ver bien, ser “corto de vista” y depender de los lentes, lo mejor es ahorrar para poder dejar los complejos atrás y dejar las limitaciones de lado. Disfrutar de la vida y guiarse por personas que han podido vivir la experiencia de operarse los ojos, es la mejor opción. Recomiendo 100% la Cirugía Lasik”.

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